domingo, 6 de diciembre de 2009

Taller: “Y colorín colorado… La Cenicienta ha cambiado”, por Mª José Álvarez Barrio





Mª José es profesora de Expresión Corporal, por lo que nos mostró la Cenicienta desde este punto de vista.
La expresión Corporal se entiende como todo tipo de movimientos corporales y actividades con un punto de vista estético y artístico. Por esta razón es propia del teatro, la danza, el baile, música, etc., pero además el cuerpo tiene un papel básico porque tiene una capacidad de transmisión tanto en reposo como en movimiento.
Así muchos de los cuentos que conocemos son la base de la Expresión Corporal, porque aporta el guión pero además permite innovar, imaginar nuevas actividades a partir de un mismo cuento, es decir, las diferentes versiones, en este caso de la Cenicienta.

Como todos sabemos en la educación esta Expresión Corporal es muy importante y se imparte en lo que conocemos como Educación Física. En algunos colegios se fomenta la Expresión Corporal mediante el teatro, que como hemos dicho antes permite a los niños aprender a expresarse con su cuerpo y también a potenciar su imaginación.

En este taller lo que hicimos fue Expresión Corporal con la Cenicienta y ¿cómo? Pues con divertidísimas actividades de interpretación, imaginación, improvisión…

Nada más llegar al gimnasio donde realizamos este taller tuvimos que ponernos un nombre que nos identificase como Cenicientas. La verdad es que era difícil pensarlo, pero al final surgieron nombres originales.
Al principio de la clase Mª José nos explicó un poco en lo que iba a consistir el taller y nos mostró unos cuentos que había llevado de la Cenicienta, entre ellos había diferentes versiones como “La Cenicienta que no quería comer perdices”. Esta versión es totalmente diferente porque nos muestra la realidad de la vida y hace que esas mujeres que creen que de verdad existen esos cuentos de hadas se den cuenta de que no es cierto. Y además critica a la sociedad de nuestra época y el papel de la mujer en ella.




Nos mostró también una forma muy original de contar cuentos a los niños que consistía en presentarles unas imágenes mientras la profesora leía el texto del cuento que se encontraba en la parte trasera de las imágenes.

Ya metidos en el tema empezamos con las actividades, la primer actividad consistía en dar vueltas alrededor de la clase cada uno en el sentido que quisiese, cuando Mª José decía “ya” debíamos pararnos, juntarnos con otra persona y decir nuestros nombres como Cenicientas. Al igual que en el baile mágico estas actividades iniciales sirvieron para soltarnos un poco, prepararnos para movernos y relacionarnos con los demás.

Posteriormente hicimos otras actividades más movidas, pero voy a contar las que más me gustaron porque fueron importantes para mí porque supuso un reto para mí y para el grupo porque, al menos yo, nunca lo había hecho.
Por ejemplo formamos grupos y con los nombres de Cenicientas que cada uno teníamos debíamos inventarnos una historia donde todos fuesen protagonistas. Al principio no sabíamos como hacerlo porque teníamos unos nombres muy raros, por ejemplo yo era fuego, otra blanco y unas chicas que eran nutricionistas se llamaban así. Y claro con esos nombres una historia es muy complicada. Según pensábamos se nos ocurrieron dos ideas, podríamos hacer un desfile nombrando a todos los miembros del grupos, y la otra idea era hacer un mercadillo donde unas fuesen alimentos y otras compradoras o vendedoras. Al final nos quedamos con la idea del desfile porque se podía decir más cosas.
Y la otra actividad que me llamó mucho la atención porque no la conocía consistía en representar lo que unas tarjetas que Mª José repartía. En estas tarjetas ponía el título, el lugar, la duración y el tipo de representación. En nuestra tarjeta el lugar era una zapatería, la duración 8 minutos y el tipo era rima. Nosotras al ver la tarjeta nos asustamos porque todo tenía que rimar y nos parecía muy difícil así que hicimos un poco de trampa y le pedimos otra tarjeta a Mª José pero no sirvió de nada porque la otra tarjeta era más difícil todavía y además Mª José nos animó a hacer la rimada porque gustaría más si estaba bien hecha.
Una vez que elegimos la tarjeta nos dispusimos a pensar en la forma de representar todo, que todos los miembros del grupo actuasen y sobretodo el guión rimado.
Las ideas, afortunadamente, iban surgiendo y con ellas las rimas. Por fin repartimos los papeles, una era Cenicienta, otra la madrastra, otra la hermanastra, otra la vendedora y otras los zapatos. El argumento de nuestra pequeña obra era que Cenicienta llegaba con la madrastra y la hermanastra a una zapatería, donde eran atendidas por una vendedora. La vendedora, la madrastra y la hermanastra miraban zapatos, pero Cenicienta no miraba zapatos y los que le decían no le gustaban. De repente un zapato rojo llamó la atención de Cenicienta, pero al probárselo no le gustó, en cambio a lado de ese había otro zapato muy bonito que al probárselo de enamoró de él.

De pronto y sin darnos cuenta llegó el turno de representar lo que habíamos hecho y encima nuestro grupo era el primero.
Representamos nuestra pequeña obra con bastantes incidentes porque había poco tiempo y no nos había dado tiempo a planear todo bien. Pero al menos nos lo pasamos bien e hicimos reír a la gente con nuestras rimas, que algunas de ellas eran muy ocurrentes y originales.
El resto de los grupos la verdad es que estuvieron genial, había argumentos muy trabajados y originales. Sin olvidar que había gente que actuaba muy bien, parecían actores y actrices y le daban a la obra mucha gracia y emoción.

Para finalizar el taller cada uno en una hoja debía escribir en una hoja lo que había aprendido en el curso. Esta hoja debíamos colocarla en el zapato Una vez escrito todo el grupo del curso con su zapato se colocó en un corro, pero alejados de nuestros amigos o personas a los que conociésemos. Y tuvimos que dar el zapato a la persona que teníamos a nuestra izquierda. Yo tenía a Pilar a mi izquierda, que cogió mi zapato mientras grababa el momento, y a mi derecha a Lucía que me dio su zapato rosa hecho de cartón muy decorado con su nombre, un símbolo de la paz y palabras como “igualdad de la mujer”.


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